Las pesadillas de Ansel Adams. Con Ruth Montiel Arias

La conciencia paisajera no depende del grado que provocan los lugares, de la gracia en el diseño ni de la sorpresa que sean capaces de producir las implantaciones, sino del compromiso con el lugar. Agustín Berque El diálogo con el espacio natural y sus reglas no es una moda, ni una idea subliminal marcada por la sociedad consumista, así como no es un terreno para no comprometidos ya que el arte en diálogo (no como soberanía) con la naturaleza se siente, huele, saborea y sobre todo y ante todo, se sufre.

La naturaleza, como enmarcación en el paisaje, está ya totalmente transformada por el ser humano y su historia a lo largo de los tiempos; lo que ahora nos queda es trabajar en conexión con la misma y recuperar los recursos para una convivencia sostenible y respetuosa. El verdadero arte se cela en la naturaleza y sólo quien la sabe extraer de sí misma la posee verdaderamente.