Eduardo Nave: Once de Marzo

La capilla que acoge la exposición es un espacio solemne, que no solo invita al recogimiento. También al recuerdo de las 191 víctimas de los atentados del 11 de marzo. Resulta estremecedor el silencio que impera en la sala. Silencio tan solo interrumpido por el sonido estridente de los móviles. Son las llamadas que reflejan la desesperación de los familiares en su intento por localizar a sus seres queridos. Esa incertidumbre pronto daría paso a la peor de las certezas. La de saber que nadie contestaría al otro lado del teléfono.

Por un momento, resuenan en la sala el eco de las voces que nadie volverá a escuchar; de las palabras que jamás se pronunciarán; de los te quiero que nunca se dirán. Muchas vidas quedaron truncadas para siempre ese día. Unos la perdieron. Otros están muertos en vida. Algunos tratan de recuperar una vida, que ya nunca volverá a ser la misma.

Parece que el tiempo se hubiera detenido desde aquel preciso instante, como si todos los días fueran, de repente, 11 de marzo. Al menos, esa es la sensación que se desprende de la obra de Eduardo Nave. El fotógrafo ha realizado el mismo trayecto que hicieron las víctimas, cada 11 de marzo, durante 4 años consecutivos.  El resultado es un recorrido audiovisual por los escenarios de la tragedia. Para ello, se sirve de distintos recursos multimedia. Combina sonidos, fotografías, textos y vídeos que se proyectan en las paredes.

La exposición no sigue una estructura unitaria. Está dividida en secciones dispersas a lo largo de la capilla. Al igual que los lugares donde explotaron las bombas, también separados entre sí: Atocha, la calle Téllez, Santa Eugenia y El Pozo. Sin embargo, todos los trenes tenían un mismo punto de partida: Alcalá de Henares, donde hoy se rinde tributo a las víctimas.

Fotografiar con los ojos cerrados, verlo todo, hacer hablar a las piedras y hacer mirar. Es lo que se proponía Eduardo Nave cuando decidió emprender este viaje. Un viaje en el tiempo, a través de la memoria y las heridas que continúan abiertas.