Por qué los retratos no tienen por qué parecerse a los retratados. Con Sofia Moro

Me gusta, sobretodo, hacer fotos. Vivo de eso desde hace casi 20 años. Soy fotógrafa free-lance. Mi fotografía tiene su base en el fotoperiodismo y en la foto documental. Alterno proyectos personales con obra de encargo para la prensa (generalmente retrato editorial) y retrato corporativo para empresas. Richard Avedon escribió: Un retrato no es una semejanza. En el momento en que una emoción o un hecho se transforman en una fotografía dejan de ser tales para convertirse en o que ya no es un hecho sino una opinión. No existe la inexactitud en fotografía. Todas las imágenes son exactas. Ninguna de ellas es la verdad. Hacer retrato editorial es siempre un tira y afloja entre el fotógrafo y el fotografiado. Los dos tenemos diferentes expectativas en esa fotografía y el deseo del fotografiado de controlar su imagen es tan intenso como el mío de mostrar mi visión de esa persona. En la balanza están: mi mirada, la publicación para la que estoy trabajando y la exigencia de volver siempre con una buena fotografía. Cuando no existen estas exigencias externas, entonces el retrato se convierte en un algo mas abierto, más espontáneo, con mas matices, mas intuitivo y al no existir tantos condicionamientos la opinión es más personal. Empatía, curiosidad, inteligencia y valentía son algunas de las claves para llegar a un buen retrato. Si conseguimos que finalmente nuestro retrato sea capaz de emocionar, de expresar algo, estaremos ante una buena fotografía. La técnica, la iluminación, la composición... son sólo las coordenadas técnicas que nos acercarán mas certeramente a como queremos contar lo que hemos visto. Pero, como siempre, el punto de partida esta en nuestra mirada.