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"Lava" y el poder del cine en la lucha contra el abuso sexual infantil. Entrevista a Carmen Jiménez

"LAVA" Dir. Carmen Jiménez
"LAVA" Dir. Carmen Jiménez
"LAVA" Dir. Carmen Jiménez / 29ª Edición Premios Forqué
"LAVA" Dir. Carmen Jiménez / 38ª Edición Premios GOYA

"Es muy difícil para cualquiera aceptar que el abuso sexual infantil sucede dentro de tu familia, porque te rompe todo y la tendencia es a no creerlo, a silenciarlo y a callarlo".

Entrevistamos a Carmen Jiménez, la Directora de cine andaluza que se enfrenta y nos enfrenta a esta situación con su cortometraje "LAVA".

 

H.M.: Carmen, la primera pregunta que te queremos hacer es: ¿por qué un corto que trata el tema del abuso infantil? 

C.J.: Para mí surge todo de una conversación con una amiga donde salieron a la luz unos abusos que habían sucedido en una escuela. Era un caso donde el abuso era una cosa como muy sutil, era una cosa que estaba muy en la línea de ¿pero esto está mal? ¿o está bien? 

Todo esto fue hace unos años y coincidía un poco con que ya había pasado el Me Too y como que la conversación estaba virando, y yo me di cuenta de que esa historia que me contó y todo lo que en ese momento salió a la luz, lo que se estaban planteando y cómo estaban revisando una cosa que había pasado hacía unos años y, de nuevo, cómo ese tipo de violencia y abuso, que no es como muy violento, muy físico, muy dañino, que no deja una huella, sin embargo, a mí me hacía mucho daño.

Sí, la historia me hizo mucho daño y eso me llevó a acordarme de una cosa que me había pasado de pequeña, que no es exactamente lo que cuenta el corto, pero tiene alguna similitud y, no sé, como que de repente me vino toda la historia así como formada, como que me salió un poco de ahí. 

H.M.: Ese matiz del que nos hablas: que nos encontramos en temas de abuso infantil entre menores, que uno no se sabe muy bien posicionar entre el bien y el mal o se cuenta un poco maquillado, ¿no? Incluso de cara a tus decisiones como directora, o sea, lo que nos encontramos también en este corto, que yo creo que llama mucho la atención y lo diferencia de otros cortos sobre abusos o violaciones, es el color y la composición de las escenas,  ves un corto alegre estéticamente. Sin embargo, para que nos hables un poco sobre eso, el color es como muy vivo y el sonido nos hace esa contraposición de lo que ven nuestros ojos a lo que escuchan nuestros oídos. ¿Cómo se toman es tipo de decisiones? 

C.J.: Claro. Para mí es importante también justo esa disonancia, ¿no? Como que estas cosas suceden en cualquier lugar y, en el caso de lo que yo estaba contando, en un ambiente aparentemente seguro, como es el familiar, en un día alegre, como un día de verano, de vacaciones, como en un entorno bonito y me parece importante justo eso, que esa cosa que es desagradable sucede en un sitio hermoso, puede suceder en un sitio horrible, pero también puede suceder en un sitio muy bonito.

Y luego esta cosa del sonido, o sea, para mí, claro, el sonido era la oportunidad o el lugar desde el que entraba mucho lo subjetivo: cómo ponernos en el punto de vista de la niña o en su universo, en su cabeza o en su percepción, y el sonido me parecía que podía jugar un buen papel ahí. 

De esa forma también que crea esa disonancia entre este mundo aparentemente bello, hermoso, apacible y agradable, donde uno querría pasar una tarde de verano, el contraste entre este mundo agradable, donde uno querría pasar la tarde, donde uno querría pasar las vacaciones, y esta cosa horrible que está sucediendo, y un poco cómo en tu cabeza esas dos cosas no cuadran, no coinciden y cómo ese contraste me parecía que justo te daba la subjetividad de por dónde está atravesando ella. 

H.M.: Sí, uno de los conceptos que se pueden ver plasmados a la perfección en tu corto es el de lo siniestro. Algo que también se ve facilitado por el resto de actores y cómo llevan a cabo la interpretación de sus escenas, tan “normales”/”familiares”, pero con algo que hace que como espectador estés alerta. Me gustaría que nos hablases un poco de cómo se graban esas escenas grupales, si realmente está todo guionizado, si hay espacio para la improvisación... 

C.J.: Me imagino que te refieres sobre todo a la escena donde los mayores están comiendo, que es esa gran escena grupal. Esa escena está guionizada entera y, de nuevo, surge de recuerdos, de memorias, de ambientes donde he estado, de dinámicas y todo eso. Y, de hecho, era una escena que me interesaba mucho, porque, aunque se rompe un poco el punto de vista de la niña y se abre a otro sitio, me interesaba mucho contextualizarla en el seno de la familia y poder ver cuál es la vida de los adultos de esta familia y cómo se relacionan entre sí. 

Y lo que sí hice, porque yo no tuve la oportunidad de ensayar con todos juntos ya que había algunos que vivían en Madrid, otros que vivían en Málaga, otros que vivían en Sevilla... y era muy difícil juntarles porque no teníamos presupuesto, fue trabajar de manera individual con cada uno un poquito, dependiendo un poco de la importancia del personaje. 

Tuvimos más tiempo o menos. Por ejemplo, con Silvia, la madre, estuve mucho. Pero igual con Fran Cantos, que hace el tío, tuve un par de conversaciones, me reuní con él, pero no fue tan intenso. Y lo que hice luego fue un par de ensayos por videollamada, aprovechar el formato videollamada. 

En esos ensayos lo que hacíamos no era tanto ensayar esa escena en sí, que también lo hicimos, sino sobre todo unos cuantos ejercicios de improvisación, donde yo a cada personaje le mandaba un correo diferente donde les planteaba tres escenas en las que cada uno tenía sus circunstancias y ninguno sabía con lo que se encontraba y hacíamos improvisaciones de 20 minutos de cada una para ir formando los lazos. 

La escena que grabamos también la hicimos como improvisada ,y de ahí salieron algunas líneas que no estaban en guion, cositas, pero cositas muy pequeñas. O sea, realmente hay como alguna cosita que dice el personaje del hermano que no estaba en guion, pero en general es bastante fiel. 

Luego, a la hora de grabarla, la grabamos realmente como personaje a personaje. Está como muy rota en cada uno de ellos y lo que hicimos fue repetir una y otra vez, lo que pasa es que es verdad que ellos eran todos actores buenísimos, lo tenían muy bien pillado y era muy natural y yo creo que los ensayos estos de familia ayudaron un poquito con la dinámica: dentro de que fue difícil de rodar, porque era muy grande y había muchas posiciones de cámara que cubrir, fue muy fácil por ellos, como ellos lo interpretaban funcionaba a la primera. 

H.M.: Sí, desde luego, “LAVA” cuenta con grandes y experimentados actores, pero también trabajas con muchos niños, bebés y adolescentes, y el papel de Berta, de la niña pequeña, es brutal. Desde aquí hago un llamamiento a aquellas personas que todavía no han visto el corto para que, cuando lo vean, estén muy atentos a esos planos cerrados y dedicados a la cara de la niña y a su reacción, que apelan directamente al espectador al ver tan bien lo que siente ¿Cómo fue ese trabajo? ¿Cómo explicas a una niña tan pequeña el papel que está interpretando? Que tampoco es fácil. 


C.J.: A Alicia, la niña que interpreta el papel, la encontramos gracias a una directora de casting de Andalucía que se llama Marichu Sanz; es una niña que tiene una mirada increíble, o sea, eso es que estaba ahí desde el principio. Ella tiene como esos ojos, esa forma de mirar y una forma de ser y de estar… que son impresionantes. 

Además, es una niña que tiene muchísima imaginación, yo no le pude hacer casting: nosotros hicimos casting en Sevilla y en Madrid, ella no pudo venir presencialmente, yo fui a Granada, porque ella era de Granada, a conocerla y, bueno, primero la conocí por videollamada, luego fui a conocerla en persona y a mí me impresionó mucho eso, la imaginación que tenía, o sea, yo fui a su casa y su madre me dejó con ella en la habitación; ella me enseñaba sus juguetes, sus juegos, me hablaba de un juego que hacía con una máquina del tiempo, me sorprendió que ella en el juego, como que yo le preguntaba, “oye, ¿y a dónde has viajado? ,¿a qué época has viajado?”. 

Ella empezaba a contármelo, y yo pensaba, bueno, esta niña tiene siete años, en algún momento ya se saldrá de aquí, o sea, me está contando una mentira, en algún momento ya parará. ¡Y no! la mantenía, mantenía la historia de que se había encontrado a un dinosaurio y a un neandertal y que no sé qué y se había escondido detrás de una piedra y seguía y seguía y seguía, no salía, eso me pareció increíble. 

También hay que decir que es una niña muy inteligente, muy sensible y también fue de mucha, muchísima ayuda, que su madre es psicóloga y trabaja con mujeres maltratadas, lleva como 20 años trabajando en el servicio de salud del ayuntamiento de Granada, justo en esta área. Y ella fue de mucha ayuda para para ayudarme con Alicia a que se preparara el guion; o sea, Alicia no sabía, cuando rodamos no conocía la historia, porque ella era demasiado pequeña como para eso, y, de hecho, la escena donde se explica lo que está pasando, ella la grabó con un diálogo alternativo, pensando que estaba hablando de otra cosa diferente; pero lo que sí entendía ella era el arco, o sea, ella entendía lo mismo que la niña de la historia entiende, la niña de la historia no va a entender lo que le ha pasado en ese momento, lo va a entender más adelante, y ella entendía lo mismo; es como que tiene una situación familiar con sus padres, con su hermano, etcétera, que está allí con los primos y ella es más pequeña y no le hacen caso y, de repente, hay uno que le hace caso y ella se siente como “¡ay, qué guay! que por fin hay alguien, estamos compartiendo, jugando”, y que, de repente, llegan unas niñas que son de la edad del niño y que él la ignora, como ese arco de abandono y de como aquí ha pasado algo que no entiendo y aquí hasta ahora estábamos conectando y ahora no. 

Y, luego, lo que sí hicimos, porque Alicia no es actriz, entonces tampoco tiene como mucha técnica, pero para mí era mejor porque los niños actores a veces tienen demasiada técnica, lo que sí hacíamos para que no tuviera que aprenderse de memoria y lo que hicimos con los diálogos fue que dibujamos, como que grabamos en desorden y primero grabamos todo lo que era en la casa y luego grabamos todo lo que sucedía en el río,  sobre todo como que ella iba poniendo deberes, hacía muchas llamadas con ella y le ponía deberes de que hiciera dibujos de cuando se subió en el árbol, cuando aprendía a montar en bicicleta, cuando..., de forma que luego ella, cuando hablaba de eso y lo tenía que contar, lo contaba como algo que había ya sucedido... ahí sí que nos hacíamos un poco más de texto, no como lo que ponía en el guion, sino lo que ella se acordaba que había pasado, porque lo había dibujado por lo menos.

H.M.: Es muy bonito todo lo que nos cuentas de la creación del personaje desde esa perspectiva tan imaginativa. Al igual que el modo como has logrado transmitir tú ese punto de trauma y de consciencia/no consciencia a través de la imagen cinematográfica. Por ello me gustaría que nos despidiéramos con dos imágenes que yo creo que, como espectador, te meten en este mundo del cine que merece la pena ver: la imagen del árbol que se aleja y la imagen de la despedida (que no del cierre) de la madre con la niña, de ese momento madre coraje, y que al fin y al cabo es un símbolo de cómo los padres tienen esa responsabilidad de ser capaces de alejar a sus hijos de esas problemáticas, de esos peligros.

C.J.: Son como súper buena elección porque son muy distintas, la génesis de cada una es muy distinta: la imagen del árbol fue una imagen que estaba desde guion, yo al principio hice una versión de guion donde no había esa escena, donde los niños subían al árbol y luego ya estábamos en el río y no veías lo que había pasado, sabías que había pasado algo porque ya estaba rara, pero no sabías bien qué. 

Más adelante me di cuenta de que era muy importante, ya que este es un tema que muchísimas veces se tiende a subestimar, sobre todo en el caso que yo estaba contando de dos personas menores de edad, que puede ser un juego, que no es para tanto, que no pasaba algo tan grave… entonces me di cuenta de que era muy importante crear la escena que estuviera en la película y que como espectador tuvieras que pasar por ahí forzosamente, como que no pudieras decir, “oye no es para tanto”, que no pudiera haber una relatividad moral con esto, sino que de verdad fueras testigo y, bueno, si te parece que no es para tanto, vale, pero creo que casi todo el mundo se siente muy incómodo.

Pero claro, tenía súper claro que yo no quería generar esa imagen, crear esa imagen y ponerla ahí, ni poner a Alicia o a la niña menor que lo hiciera y al niño menor que lo hiciera en ningún lugar que pudiera hacerles daño, porque hay también una parte de responsabilidad, pero, sobre todo, me parecía que, sobre todo, la idea era que tú no vieras lo que pasaba, solo lo oyeras, y que te lo tuvieras que imaginar, o sea: inevitablemente te lo vas a imaginar.

Lo que yo podría rodar sin sentirme mal por haberlo rodado con dos menores, no podría ser tan explícito como lo que tú te puedes imaginar si yo te doy el diálogo y tú lo oyes.

La escena estaba clara desde guion, pero lógicamente trabajando con la Directora de Fotografía, Carolina Maltese, vuestra antigua alumna del Máster de cine, nos enfrentamos técnicamente a ella: la grúa, dónde la ponemos, de dónde a dónde va, horas de rodaje por la luz… Por ejemplo, teníamos un zoom, pero al final lo rodamos todo con un gran angular. Al final fue más sencillo, contábamos con muy buenos  maquinistas que daban en el clavo.

La imagen de la madre con la niña: esto, sin embargo, sí que es una cosa que ha sufrido mucho cambio, porque siempre había una escena donde la madre volvía con la niña, pero el corto antes acababa volviendo a casa y era como más circular, empezaba en la casa y acababa en la casa, y esa noche en la casa era cuando la niña como que de alguna forma demostraba una cierta inquietud y que le había pasado algo.

En la fase de preproducción y desarrollo me di cuenta de que esa conversación entre ellas tenía que suceder antes, y siempre sabíamos que era una cosa que sucedía así como en ese casi a punto de caer la noche y todo eso, pero, la parte más bonita para mí de la escena surgió en un ensayo con Alicia y con Silvia.

Mi idea es que iban a ir andando de la mano, como que la madre llevaba a la niña de la mano y caminaban, pero ensayando le pedí a Silvia que cogiera a Alicia en brazos solamente para que crearan un vínculo y, de repente, al hacerlo con ella en brazos pasó toda esta parte de cuando ella se separa y le dice lo de “mamá, vamos a quedarnos aquí a dormir”,  y, de pronto, es que, nada, la primera vez que lo hicieron, yo lo estaba grabando con el móvil y fue en plan “wow claro, esto es”, pero yo no lo había, no lo había pensado, eso surgió ahí.

H.M.: Es que, claro, lo que pasa en LAVA es lo que ojalá pasase siempre, dentro de que ya te ha sucedido algo perturbador, ojalá frenarlo cuanto antes; lo otro es lo que suele pasar. Es un corto esperanzador, realmente. 

C.J.: Sí, para mi eso era muy importante, porque yo estuve investigando mucho sobre todo este tema de abusos y, a ver, lo que suele suceder en un número enorme de casos es que no se suele creer a los niños cuando lo cuentan, los niños no lo suelen contar y, si lo cuentan, no les creen, sobre todo no les creen; y más cuando sucede dentro de la familia, es muy difícil para cualquiera aceptar que eso sucede dentro de tu familia, porque te rompe todo y la tendencia es a no creerlo, a silenciarlo y a callarlo.

A mi eso me parecía terrorífico pero realista, sentía como el reto de cerrar con una nota de esperanza y, en mi caso, eso lo encontré con una madre que, para que no sea no realista, no se confronta, pongo a una madre que simplemente se da cuenta de que a su hija le pasa algo y toma la decisión de escucharla y llevársela de ahí, ponerla a salvo y preguntarle a ella qué quiere, y sacarla; y, seguramente, hay algo ahí en el inconsciente donde ella puede que sepa lo que ha pasado, o puede que sea capaz de darse cuenta un poquito más adelante, pero, me parece importante que hubiera lo que no suele haber, que es esa escucha, que creo que también ahora cada vez más a los niños se les oye y se les pone en otro lugar, pero también creo que nuestra generación hemos vivido otro tipo de infancia distinta y es la misma que siguen padeciendo muchos niños en la actualidad.

Por lo menos esta niña tiene un sostén y, al final, como a muchas otras personas que les ha pasado, es terrible que suceda y es terrible cuando te sucede y te deja una marca y te hace daño, pero sobrevivimos a ello, vivimos, funcionamos, podemos hacer cosas; o sea, que no porque eso pase tu vida está destruida (dependiendo de lo que te pase), pero hay una posibilidad, y eso me parece importante, porque creo que en el sistema también tenemos marcada esa idea de la víctima y que la víctima tiene que ser alguien que está destrozado ya de por vida y, si no estás destrozado de por vida, no eres una buena víctima o no eres creíble, o, entonces, lo que ha pasado no es importante.

Yo creo que lo que ha pasado es importante, pero también es importante saber la capacidad de resiliencia, de salir de ahí y de superarlo de alguna forma.

©EFTI. 19 Noviembre 2023


"LAVA"

Tras la separación de sus padres, Berta (7) va con su madre y su hermana a pasar unos días de verano a la casa de campo de su abuela. Durante la hora de la siesta, mientras los adultos duermen, su primo Jorge (15) se ofrece para enseñarle a montar en bicicleta. El adolescente es atento y cuidadoso con ella, hasta que el ambiente se enrarece.

Este cortometraje dirigido por Carmen Jiménez cuenta con la producción de Nacho Pérez de GuzmánEduardo B.Muñoz y la Productora de EFTI El Trampoline. Como Directora de Fotografía destaca el nombre de nuestra antigua alumna del Máster de CineCarolina Maltese, como Script se encuentra el también Director y alumno del mismo Máster, Rafael Martínez Calle y, como ayudante de Producción, otro alumno del Curso de Realización, Xavi Pastor. Además, para su rodaje contamos con nuestro partner en cámaras, WeLab.

"Lava" suma ya más de 30 selecciones nacionales e internacionales y 7 premios, entre ellos el de Mejor dirección en la Semana de Cine de Medina del Campo o los de Mejor cortometraje y Mejor sonido en el Festival de Cine de Madrid FCM - PNR. Además, como ya sabéis, es firme candidato a los Premios Goya y Premios Forqué y, está disponible en Movistar+

Festivales y Selecciones:

Premio Mejor Dirección Semana de Cine de Medina del Campo, Nominado a Mejor Dirección Premios Fugaz, Candidato a la Nominación de los Premios Goya 2024  — Festival de Cine de Zaragoza - Cortos 2023  — Miami Short Film Festival 2023 — Certamen de Cortos de Arnedo Octubre Corto 2023 — Premio Helena Cortesina Festival de Cortometrajes 2023 — Premio Festival de Cine de Madrid FCM-PNR - Cortos 2023 — Festival Directed by Women 2023 — Premios Trouville Off-Courts Short Film Festival 2023 — Cerdanya Film Festival - Cortometrajes 2023 — Festival de Cine de Barcelona MECAL 2023 — Festival de Cine de Huesca - Shorts 2023 — Norwegian Short Film Festival 2023 — Festival de Cine de Guadalajara - Shorts 2023 — Premios Fugaz 2023 — Festival de Cine Español de Málaga - Cortos 2023  — New Spanish Shorts - Just Spainted 2023 — Premiado en los Premios Pavez — Festival de Sevilla 2023 — Premiado en el Festival de Avilés — Premio Badalona Film Festival — Premio K-lidoscopi.

 

Productora: El Trampoline, La filmahora, La Claqueta PC
Dirección: Carmen Jiménez
Intérpretes: Alicia Hidalgo, Silvia Acosta, Adelfa Calvo, Julio Bohigas-Couto
Guión: Carmen Jimenez
Producción: Nacho Pérez de Guzmán, Eduardo B. Muñoz
Fotografía: Gris Jordana, Carolina Maltese
Arte: Pilar Gómez Angulo
Montaje: Maia De Zan Match, Carmen Jimenez
Sonido: Jose Tomé
Lugar de rodaje: Sevilla
Año de producción: 2023
Género: Ficción
Duración: 18 min.
País: España

 

Prensa:

Cadena Ser - Diario de Sevilla - Cadena Ser Sevilla - Twitter Ana Pastor


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